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Mientras tanto en triego.com

 

Aguantapapel, el blog que estás leyendo en este momento, es el origen de Triego.com. Desde que empecé en el nuevo dominio, las cosas no van mal, aparte de muchas visitas, en facebook, el blog ya tiene más de 60.000 seguidores. Nada mal para un perfecto desconocido como yo. Así que te invito a que visites Triego.com y te encuentres con caricaturas como las que ves a continuación, además de lecturas como las que dieron origen a Aguantapapel.

Gracias como siempre por acompañarme en este proyecto.

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Paipa. Un cálido lugar de clima frío.

Artículo publicado en Fuel Car Magazine en febrero de 2010.

En medio de una belleza natural única, y a menos de 3 horas de la capital del país, se encuentra uno de los principales municipios de Boyacá, sin duda, un destino turístico incomparable.


Primero que todo vale la pena saber algunas cosas sobre Paipa: su temperatura promedio es 13ºC, queda a 184 kilómetros de Bogotá y a 40 kilómetros de Tunja, está conformado por 38 veredas, 19 barrios y 6 urbanizaciones, y está a 2.525 metros sobre el nivel del mar.

Cuando uno llega a Paipa tiene definitivamente muchas opciones, muchas cosas para hacer; así que si se decide a vivir la mayor cantidad de ellas, lo mejor es que busque donde quedarse antes que nada. Y para eso Paipa es un buen lugar, pues ofrece una destacada infraestructura hotelera para todos los gustos y presupuestos. Entre la amplia gama de hoteles están el Estelar Hotel Paipa, Hotel Hacienda el Salitre, Hotel Zuhe, Hotel Colonial y Hotel Lanceros Colsubsidio, Cabañas Balcones de San Cayetano, Hotel El Lago, Hotel Faniny Paipa, Hotel Libertadores, Hotel Daza, Hotel Sochagota, Portofino, Casa Grande, Bungalows Calandaima, Cabañas El Portón, Canadá Hotel Turístico, Carlot, Capri, Casablanca, Cheraton (sí, con C), Los Veleros, Panorama Comfaboy, Tuvalú, en fin, la quedada es lo último que puede preocuparle cuando venga a compartir algunos días la ciudad de los Paipanos.

Listo, ahora que ya sabe adonde dejar el carro y las maletas, busquemos un lugar en donde dejar el cansancio del recorrido. Paipa es famoso entre otras cosas por sus termales y en todos los hoteles puede preguntar por ellos (si es que en el mismo hotel no hay una piscina de esta clase). Pero antes de seguir, preguntémosle a Wikipedia qué son las aguas termales.

“Se llama aguas termales a las aguas minerales que salen del suelo 5ºC o más que la temperatura superficial. Estas aguas proceden de capas subterráneas de la tierra que se encuentran a mayor temperatura, las cuales son ricas en diferentes componentes minerales y permiten su utilización en la terapéutica como baños, inhalaciones, irrigaciones y calefacción.”

OK, muchas gracias a la enciclopedia virtual más grande del mundo por la respuesta. Así pues, Paipa por su ubicación geográfica privilegiada, ostenta uno de los centros de Hidroterapia más importantes del país, basado íntegramente en estas aguas y lodos que emanan del interior de la tierra, y es precisamente eso, lo que hace que todo el año lleguen al municipio muchas personas en busca de los beneficios para la salud que ofrece este tratamiento; beneficios que van desde lograr retrasar el envejecimiento de la piel, hasta combatir enfermedades como la artritis y el reumatismo, entre otros.

Entonces, si se decide a hacer el ciclo termal dirigido, lo que le espera es una serie de “estaciones” en las que encontrará una piscina con chorros para hidromasaje, camas de burbujas, lodoterapia, jacuzzi, duchas de hidroacupuntura, sauna y masajes para cuerpo y rostro.  Toda una experiencia.

Y si después de esta terapia aún quiere estar en el agua –incluso en la noche-, no se preocupe mucho por “el sereno”, pues el agua de las piscinas termales siempre tiene una temperatura muy agradable que lo hará olvidar del clima típico de la región por un rato, eso sí, al salir del agua va a enfrentar la dura realidad.

Otro plan en Paipa es el reconocido Concurso Nacional de Bandas Musicales que en octubre llegó a su versión XXXV, en el que participan bandas de todo el país y algunas invitadas internacionales. Pero si lo suyo no es la música, quizás puede intentar con algo más extremo.

En Paipa, como en la gran mayoría de municipios de Boyacá, es fácil encontrar parajes hermosos y tranquilos, donde uno puede sentarse simplemente a contemplar el paisaje, es el caso del Lago Sochagota. En esta laguna puede practicar deportes náuticos, bucear o dar un romántico paseo en bicicleta acuática sin ir muy lejos del centro, ni de los hoteles, pues la mayoría están en su área de influencia.

Y si su plan no es la hidroterapia, ni la música, ni los deportes acuáticos, todavía hay alternativas: puede recorrer a pie el centro de Paipa, el cual está construido con la clásica retícula española que reina en la mayoría de los pueblos del país: una plaza central y vías perimetrales paralelas que se entrecruzan para permitir una organización clara de los elementos cívicos, religiosos y administrativos localizados en sus cuatro costados. De acuerdo a esto, lo lógico es que en esta plaza central sea la iglesia la que reina, y de hecho, es precisamente la iglesia lo primero que se construyó cuando se fundó el pueblo el 19 de febrero de 1602 por el visitador Luis Enríquez; de ahí su valor histórico y arquitectónico. Camine el pueblo, pero  no olvide parar un momento en alguna tienda y comerse una deliciosa almojábana, indudablemente una de las especialidades de la región.

Ahora un poco de historia. Resulta que en julio de 1819 –hace 190 añitos- el ejército libertador de Simón Bolívar acababa de cruzar el Páramo de Pisba e iba hacia Santafé, donde estaban los %&%π#@%åß conquistadores en su “Sede del Poder Virreinal de la Nueva Granada”; pero en su camino se encontró con las fuerzas realistas españolas comandadas por José María Barreiro, en un lugar del altiplano Cundiboyacense conocido como Pantano de Vargas. Pues bien, los realistas tenían mejores posiciones y esto se evidenció en el campo de batalla, ahí fue cuando el coronel patriota Juan José Rondón le dijo a Bolívar : “-Este… pssst, pssst, mire don Bolívar, disculpe el atrevimiento, pero es que o sea, se me estaba ocurriendo que de pronto si hiciéramos una carga de caballería ligera, ahí sí tendríamos opciones de ganarle a estos españoletes que nos llevan en la mala.” Obviamente esas no fueron sus palabras, pero esa es la idea de lo que iban a hacer: cambiar de estrategia para poder salir victoriosos, era algo arriesgado pero sin duda estaban en desventaja y había que hacer algo urgentemente.

Bolívar que era un re-duro en estos temas militares no dudó en hacerle caso a su coronel y fue ahí cuando dijo una de esas frases que pasan a la historia (más famosa que “todo ocurrió a mis espaldas” o que «Eres un burro, Mister Danger») y fue la siguiente: «Coronel, ¡Salve usted la patria!». Vaya frase. En ese momento el coronel Rondón al mando de catorce jinetes llaneros armados únicamente con lanzas (verdaderos valientes), realizaron la carga que se consideró decisiva para desequilibrar la batalla a favor del ejército patriota.

Todo este esfuerzo, sacrificio y amor por la libertad, fue reconocido además con un monumento que está ubicado a media hora de Paipa, el monumento a los lanceros, de 33 metros de alto, hecho por el fallecido escultor Rodrigo Arenas Betancur con motivo del sesquicentenario de la independencia. Es de grandes proporciones, posiblemente el más grande del país, que seguramente algunos recuerdan por que además apareció en la edición de billetes de $1.000 de 1987 (el azulito), cuando mil pesos valían un poco más que ahora.

Llegar a este monumento en carro tiene su encanto, pues a medida que uno se acerca va descubriendo la real magnitud del tamaño de la obra, que está acompañada por una pequeña plazoleta en la que uno puede comprar toda clase de recuerdos y artesanías alusivas a los heroicos lanceros y su monumento honorífico. Y en el monumento mismo, es posible tomarse fotos con un soldado vestido a la usanza de la época de la campaña libertadora, incluso usted puede tomarse una foto con espada y sombrero. Si usted va a Paipa, no deje de ir a este sitio y conmemore uno de los hechos que marcó el camino para desarrollarnos –para bien o para mal- como una república independiente.

Cuando regrese al centro de Paipa, no olvide llevar también un poco de queso Paipa, probablemente el queso madurado insignia de la industria quesera colombiana. Y si aún le queda tiempo, puede jugar bolos o pasar por el primer Museo con material reciclado, donde podrá ver mas de 500 obras hechas con restos de carros, bicicletas y electrodomésticos, entre otros, muy ecológica la cosa. Pero si lo que quiere es fiesta, espere a marzo y disfrute del Festival de la Ruana, el Pañolón, la Almojábana y los Amasijos, o venga en navidad al Aguinaldo Paipano a disfrutar de carrozas y comparsas.

Aquí termina el paseo. Paipa es un destino único, con mucho que ofrecer al turista y con muchas formas de sorprenderlo, vale la pena conocerlo y vale la pena volver.

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Villa de Leyva: patrimonio nacional. Por algo será.

Artículo publicado en Fuel Car Magazine Ed.: agosto-septiembre.

Villa de Leyva es un lugar que se ve espectacular en fotos por su arquitectura y por sus paisajes, pero al visitarla queda muy claro que esas imágenes se quedan cortas a la hora de mostrar toda la belleza que encierra este municipio kilómetro a kilómetro.


El camino nos trajo de nuevo por tierras boyacenses, nada más y nada menos que a Villa de Leyva, un destino famoso, como diría el reconocido presentador (póngale usted el acento) “a nivel nacional e in-ter-nacio-nal”. Y es famoso no solo porque allí se han filmado cientos de capítulos de series y novelas nacionales como Bella Calamidades y El Zorro, entre otras –reciéntemente grabó “La Pola” otra serie colombiana de época para la que Villa de Leyva brinda un marco perfecto-, sino por que esta población vivió hechos históricos muy importantes para el país, como cuando fue escogida como sede del Primer Congreso de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, que el 4 de octubre de 1812 eligió a Camilo Torres como Presidente de la República Federal.

Villa de Leyva queda más o menos a 3 horas de camino de Bogotá, no es tan lejos, pero si es un mundo totalmente distinto. Dentro de los 128 kilómetros cuadrados de extensión del municipio se pueden encontrar toda clase de atractivos turísticos. Para empezar, lo mejor es llegar a la plaza central del municipio, un lugar de aspecto colonial en el que la bella construcción tradicional es enmarcada por montañas muy verdes que hacen del sitio una verdadera postal; así que no olvide llevar algo con lo que pueda capturar un buen recuerdo; no importa si es cámara, celular, horno microondas de 12 mega pixeles o lo que sea, lo importante es llevarse a casa un poco de la tranquilidad que inspira este histórico lugar. En esta plaza, además de muchas casas representativas precisamente por su historia, hay una iglesia perfecta para los valientes que decidieron casarse y quieren que la ceremonia sea inolvidable. Allí podrán prometer amar y respetar a su pareja hasta que la muerte o un hábil abogado se encargue de la separación, luego salir de la iglesia y abordar un carruaje en el que un blanco corcel los llevará rumbo a su nueva vida… en fin, vivir el cuento de hadas es muy buena opción para los enamorados. Pero si eso de casarse le causa alergia, ignore lo anterior y siga adelante. La plaza también cuenta con una oferta gastronómica notable, en la que se puede encontrar comida representativa de diferentes partes del mundo, incluso colombiana. No pierda la oportunidad.

Ok, dejemos atrás el hermoso piso de piedra de la plaza central que, a decir verdad, no es muy apto para tobillos frágiles, y empecemos a visitar otros atractivos turísticos que los villaleyvanos tienen para compartir. Pues resulta que debajo de la zona más árida de Villa de Leyva (la expresión correcta debería ser: la zona menos fértil) se encuentra un tipo de agua rico en minerales, y resulta también que a alguien se le ocurrió la idea de hacer unos pozos con dicha agua. El resultado es bastante bueno: el agua es de color azul verdoso y en conjunto con el entorno, forma un paisaje muy interesante. Esta atracción se llama Pozos Azules y por un billete de baja denominación usted puede tomarse unas bonitas fotos en el lugar.

¿Mencioné que Villa de Leyva tiene mucha historia? Pues esa historia viene de mucho más atrás de lo que uno cree, prueba de ello es el Museo El Fósil, en el que podrá ver, como su nombre lo indica, un fósil muy famoso de la región. Se trata del Cronosaurio, un enorme réptil que vivió en el cretáceo, hace unos 120 millones de años, y que es el rey de la exhibición en la que se pueden ver algunas otras piezas fosilizadas halladas en la zona. “Chuleado” el tema del cronosaurio –uno de los dos únicos ejemplares que se conservan en el mundo de esta especie, por lo cual es considerado patrimonio histórico de la humanidad-, pasemos a una especie descendiente de los dinosaurios: las aves; pero no hablemos de cualquier ave, hablemos de la mayor de todas en la actualidad: el avestruz.

El clima de Villa de Leyva no es tan frío como uno cree (en este viaje fue por momentos más parecido a Girardot que a Bogotá) y es propicio para la crianza de estas enormes aves de carne roja, sí, de carne roja, originarias de las mundialistas tierras de África. Pues bien, Villa de Leyva cuenta con un lugar dedicado a estos animalotes, se trata de una Granja de Avestruces donde usted podrá conocer algunos datos extras, ver su proceso de crianza desde que son un “pequeño” huevo, hasta que se convierten en adultas, y posteriormente, en pinchos y demás preparaciones. Además, hay una zona en la que los visitantes tienen la oportunidad de verse cara a cara -o cara a cuello- con los avestruces y darles de comer. Y bueno, también hay caballos, cabras, ponis y búfalos para ver, y por supuesto, hay un restaurante donde usted puede tomar su lugar dominante en la cadena alimenticia y dar buena cuenta de alguna de estas especies.

Cambiando de tema, hay dos lugares más que usted puede conocer en la Villa de Nuestra Señora de Santa Maria de Leyva: un convento y un infiernito. Pues bien, el convento se llama del Santo Ecce Homo y fue casa de los monjes Dominicos, quienes lo fundaron en 1620; hoy en día es un silencioso museo colonial de hermosa arquitectura e imponente jardín. El infiernito, por su parte, fue el lugar donde las tribus nativas adoraban al sol y la luna (razón por la cual los españoles, católicos ellos, lo denominaron de esta forma), donde se puede ver parte de las ruinas de un observatorio astronómico de los muiscas. No olvide cargar “sueltico” para pagar la entrada a todos estos sitios.


Convento de Santo Ecce Homo.

Ahora, si usted tiene algo o mucho de sommelier, sabrá que en Villa de Leyva hay algunos viñedos que aprovechan el microclima de la región –vuelve y juega el clima- para producir vinos que ya empiezan a ser reconocidos a nivel internacional. Pues esos viñedos tienen abiertas las puertas al público y usted puede conocer un poco más del arte que encierra el proceso, eso sí, no espere ver la celebración de la vendimia de las películas en las que los protagonistas bailan descalzos sobre miles de uvas, pero si espere poder entrar incluso a las cavas donde se maduran las diferentes clases de vino. Si decide comprar y tomarse alguno de estos vinos tropicales, no olvide buscar antes a alguien que maneje, en Fuel Car Magazine no queremos perder lectores, así que evite accidentes por andar mezclando alcohol y gasolina.


Cava del viñedo Marquéz de Villa de Leyva.

Bueno, el vino viene de las uvas, las uvas vienen de la vid, la vid está sembrada en la tierra, la tierra es parte de la naturaleza y en la naturaleza hay mucha agua, el agua corre en ríos y los ríos a veces forman cascadas. Esto nos lleva, después de esta innecesaria vuelta para abordar el tema, a hablar de “La Periquera”. Pero antes hay que aclarar que “La Periquera” no es precisamente el estado de ánimo de algún personaje exaltado por efecto de algún tipo de narcótico, ni el lugar donde esto ocurre; es un lugar entre Gachantivá y Villa de Leyva en el que una fuente natural de agua, el río La Cebada, forma bellas caídas a lo largo de su descenso por tierras boyacenses, y su nombre se le debe a que en otra época habían bandadas de pericos en la zona. Es un buen sitio para caminar, acampar (dicen que hay una finca aledaña que presta el servicio) practicar torrentismo y otras actividades de aventura o para simplemente relajarse con el sonido del agua.


La Periquera.

¿Y la quedada? Pues eso no representa ningún inconveniente. La oferta hotelera de este municipio de 438 años de fundación es muy grande, hay para todos los bolsillos, empezando por áreas disponibles para el camping, pasando por casas acondicionadas para el hospedaje de los miles de turistas que van cada año a Villa de Leyva, y llegando a lujosos hoteles con centro de convenciones y todas las comodidades. De todas maneras, si piensa venir en alguna de las festividades del municipio, lo mejor es que haga su reserva con anticipación, pues en el Festival de Cometas y el de cine de agosto, en el Festival de Luces de diciembre, en el Festival del Árbol en octubre, en el Festival Astronómico de enero y febrero, en el festival de música antigua de Semana Santa, o en las fiestas patronales en julio, es normal que el pueblo se llene de gente de todo el mundo y sea más complicado conseguir donde pasar la noche.

Como se puede observar, es mucho lo que hay para hacer, y a pesar de que visitamos muchos sitios, faltaron muchos otros. Así que si quiere desconectarse un poco del “mundo real”, visite Villa de Leyva, recórrala a fondo, conózcala y enamórese. Es un patrimonio nacional con razones de sobra para serlo.

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